El equilibrio, algo que desde pequeño te enseñan a controlar, pero nunca aprendemos. No me refiero a ver quién aguanta más a la pata coja, o la delicada y disciplinada bailarina capaz de mantenerse sobre sus puntas como si no costara esfuerzo. Me refiero al equilibrio entre ser bueno y malo, soñador y despierto; a cómo encontrar la cantidad suficiente de cada cosa para ser perfecto. Eso ocurre con el pastel de lima, si es perfecto es porque es equilibrado en sus ingredientes. ¿Y cuáles son mis ingredientes? No sólo no mantengo el equilibrio si no que no se en qué consiste.
Sin embargo lo busco sin parar, me pongo metas, perfeccionar mi mente, mi comportamiento con los demás, ser más agradable, controlar mis enfados, controlar lo que como, ser atractiva, no ser vulgar, cultivarme, perfeccionar mi cuerpo,hacer bien mi trabajo, sentirme bien conmigo misma... quererme más. Más de uno se ha propuesto un cambio radical hacia el equilibrio como si fuera una aventura de Indiana Jones que acaba bien, claro.
Y a veces lo encuentro, lo saboreo y me siento orgullosa, pero que frágil es el equilibrio. Una vida no basta para anclarse al suelo, somos niños jugando a ver quién aguanta mas y siempre hay alguien esperando a tirarte, la mayoría de las veces sin intención de hacerte daño.
Así transcurre la vida empezando cada cierto tiempo de nuevo hasta que aparece alguien que parece ser el puente directo a tu meta, y lo confías todo. Ahora no se trata de la pata coja, si no de dejarte caer sabiendote en buenos brazos. Hemos caído en la trampa, a partir de ahora todo el equilibrio que logremos puede ser más duradero si lo cuidamos pero más frágil que nunca, una frase, un comentario, un gesto, una mirada, una imagen, una acción, una palabra pueden hacer que te desmorones como si fueras un edificio incapaz de sostenerse por más tiempo. Pero hay que retomar la cruzada, recuperar el equilibrio, que no se note la desolación que durante unos instantes te ha invadido. El privilegio de querer seguir intentándolo, hasta que lo encuentre. De saber que tu equilibrio es tuyo y tú debes dominarlo. Y encontrar...
Equilibrio para tener la picardía necesaria y no sufrir, equilibrio para no tener miedo a perder, equilibrio para decirte a ti mismo que vas bien, que hay que seguir.
Onzas y Estocolmo
Hace 7 meses